FÁBULA DE UN SUEÑO
¿Has tenido alguna noche un sueño
de esos que cavan hoyos en tu sensor?.
De esos que al despertar sientes el hielo
de haberlo soñado, vivido... ¡O no!.
Yo lo he soñado ayer por la noche.
Calmado y sereno en su primera pasión
un gato cruzaba con tranquilo derroche
confiado de inmunidad, patio y horcón.
Moviendo sigiloso sus patas de seda
no entendía de temores ni sustos.
Disfrutaba con su ronroneo la brisa ligera.
La luna llena le rendía singular culto.
Cruzó el gran patio el cual yo no puedo
precisar su dueño, o dónde se ubica.
El gato seguía con pausado denuedo
su cara parecía desplegar una sonrisa.
Disfrutaba ese instante de colmado deleite
se acercó displicente al árbol del fondo
donde asomaba solemne y potente
un tigre enorme de mirar sonoro.
Ambos cruzaron ingenuas miradas
arrobados del nocturno y amistoso deseo
el pequeño sin resistencia trepaba y trepaba,
yendo como un insecto hacia el fuego.
Tiernamente confrontaron sus hocicos,
el pequeño extendió su cuello en juego singular.
Enormes fauces y afilados colmillos
envolvieron la cabeza del que se dejó alzar.
Todo negro, negro y nada, todo nada,
cuando el tigre sostuvo el mortal apretón.
Funesta aflicción. Desperté con impresión amarga,
pues dentro del gato tenía mi morada yo.
Ángel Alberto Cuesta Martín.