Sólo por estas manos
despliego las estrellas en verano.
La biomasa inasible, la verdad,
y esta felicidad,
reposa en manos huecas.
Dos agujeros negros
alojan siempre vastos universos
lo concreto, lo duro, y lo que sueñas,
y las fronteras hienden
y las conviertes en profundidad.
El roce es suficiente,
la ruta de los dedos
que se asimila con la vastedad,
con el don de los besos.
Y quién sabe lo que con las caricias
puedan mis manos darle a esta vida.
José Luis Galarza (Calchaquí, Santa Fe, Argentina: 2019)