Qué mala suerte la mía
vas a escuchar a menudo
y si te pones a pensar
ves que resulta fácil, a otros
con nuestras culpas cargar
Dicen que la mala suerte
es el argumento
para decir, no puedo.
o metí la pata, me equivoqué,
y nos quedamos muy panchos
sin culpas que esconder
Si me emborracho
en el primer boliche
que encuentro a mano,
y me afana algún hermano,
no es culpa de mi mala suerte,
entré al lugar equivocado.
Y si al casarme me ha tocado
una mujer que, por mi madre.
no era para compartir mi vida
es porque no analicé bien,
y tal vez por su belleza
como un un tonto
terminé enamorado
Si me equivoqué en la elección
sería estúpido decir,
qué mala suerte la mía,
la erré feo y hasta otro día,
a llorar donde no lo vean.
Y si la acerté, no puedo aducir
que buena suerte tuve al elegir-
se dio porque lo pensé bien.
La buena o la mala suerte,
yo siempre lo repito.
nada tiene que ver,
de nada se la puede culpar.
Hay que hacerse responsable
de lo que hacemos, mal o bien
lo hecho, hecho está
y no se puede borrar.
¿La suerte? Está bien gracias.