Paso a paso fui caminando.
Poco a poco me fui acercando.
Lentamente yo fui llegando.
Alegremente llegué hasta ti.
Tus brazos para mí se abrieron,
Cual pétalos de flor silvestre,
Sentí tu abrazo caluroso,
Con la fuerza de la pasión
Y la llama ardiente que encendió
Las brasas en mi corazón.
Tu risa y palabras nunca olvido.
Tu beso apasionado se contuvo
aquella tarde calurosa
abrazada por el inclemente Sol.
Nos fuimos al agua blanca,
disfrutamos de aquella fría cascada
con agua cristalina y natural,
para nuestro bienestar y soledad.
Dulce encanto de mi vida
estás presente en mis sueños,
y aquella tarde nunca olvido.
Hoy llegaré hasta ti para abrazarte
en el Silencio triste de la noche.