Se oyen ya las resacas
de las olas que llegan
en confuso desorden
a danzar en la arena.
Son canciones veladas
de suspiros y penas,
con sonrisas y llantos
de salitres y breas.
El invierno que pasa
en el mar se refleja,
y sus olas, cansinas,
hoy se muestran inquietas.
Unos ojos rebuscan
a través de la niebla
y la bruma constante
a la nave que esperan.
Pero todo está en calma
y no hay brisa, siquiera,
que alimente y suspire
esa barca y sus velas.
Hay marinos bogando
y buscando la pesca,
en las playas y bajos
para hacer su faena.
Tienen frente arrugada
y la cara morena,
y en el cuerpo ese traje
tan azul, de franela.
Se oyen ya, las resacas,
y murmuran contentas,
al llegar con sus rizos
a bailar en la arena.
Rafael Sánchez Ortega ©
14/01/24