Pasan los sobrevivientes
como sombras grises
con las caras vacías
deambulan sabiendo
el final de su destino.
Una madre con su hijo
se detiene y lo alza
al alejarse, el niño me mira
con su cara vacía.
Todos pasan presurosos
llevados por lo inevitable
del futuro de cada uno
grises como las sombras
vacíos como sus caras.
Apuro el café…
tomo el maletín
dejando junto a la propina
todos los colores y mi propia cara
para unirme a esos
los últimos sobrevivientes.