Aunque no te lo diga
siempre he soñado con tu nombre,
voy en mi monte de dicha,
de olivos secretos
algarrobos milenarios,
en mi mundo de fantasía.
Subo sobre tus escaleras de algodón,
hasta tu cielo;
vuelo junto a un campo de girasoles
dormitando en la noche
con susurros suaves, en mi mente.
Esperando que bajes
como mis ángeles bajan de tu pecho.
Anhelante, voy clavando mis ojos
en aquel lienzo, brillante,
donde pinté la primavera de tu vida
tan linda, recorriendo tu cuerpo
con mi visión de lucero,
brillando como tu estela,
dinamitando mi firmamento.
El verso es mi consuelo,
mi amigo, resetea mis sueños,
alaba mi dicha y corre
como los pájaros con sus alas de acero.
Escribiendo mis silencios,
lo que no te digo se queda en mi tintero,
de tinta azul como los colores
de tu falda de terciopelo.
Las flores resplandecen
sobre la estela de un jabalí
huyendo de nuestros secretos,
soles encendidos,
lunas apagadas,
manos de princesa,
reducto de reyes.
Aunque no te lo diga,
eres la sombra de un tesoro,
tu cuerpo anémonas en el cielo
donde florece el amor
en el paraíso
que forjamos entre tú y yo.
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