Su presencia es tenue y silenciosa.
Su mirada coqueta, misteriosa;
se asemeja al reflejo de la luna
vista desde aquellas
impenetrables, gigantescas montañas…
Es misteriosa, como la selva chinanteca (2)
en las orillas de Tuxtepec. (3)
Como una noche bruna de jolgorio…
Desdeñosa y furiosa,
como el mar de Tehuantepec.
Como un diamante es:
Su corazón: De roca.
La suavidad de su delicia,
son las albricias
que apenas si se tocan.
Sus desdenes: Intensos;
tiranos como ilhuitl… (4)
Su volátil presencia
es como esquiva paloma...
El perfume de su gardenia;
de finísima esencia,
sin saberlo se esfumó,
negándome el placer de su aroma.
Pues llegó de día y se fue de noche,
como un torrente tropical sureño,
y huyó, aun teniéndola atrapada entre mis manos;
Igual que la intocable niebla de Ñundehui; (5)
en donde sólo los fantasmas moran
y los mortales mueren...
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