Denise Arredondo

La distancia y la familia

Tengo días y días.
Días en los que no me entra mas felicidad en el cuerpo, y otros tantos en donde la tristeza se desborda en cada parte de mi cuerpo.
Extraño...
Extraño a mi familia, extraño los mates de mi mamá y el olor a tostadas que preparaba los domingos a la mañana... Aunque parezca loco nunca volví a comer una tostada con el mismo sabor, por mas que use la misma mermelada y el mismo pan el sabor es distinto, quizás porque solo tenían ese sabor único que las mamás le saben dar.
También extraño los mates amargos de papá, a veces eran tan amargos que te hacían doler la panza, pero eso no importaba porque lo que yo quería era estar ahí, compartiendo con él.
Esos mates mirando un partido de boca. Mi viejo, un fanático del futbol, todo lo contrario a mí, jamás entendí algo sobre eso, mira que me crie con el fanatismo mas puro y leal como el de mi papá, pero jamás pude compartir la misma pasión. Pero aunque no entendía miraba igual con él, a veces solo basta la compañía.
El tiempo es el cruel enemigo de nuestra vida, el crecer y tomar decisiones que te apartan de tus seres queridos duele, pero uno tiene que tomar el coraje y hacerse, porque nadie se va a hacer por nosotros. 
Algunos tienen esa increíble suerte de hacer su trayecto de vida acompañado de todos sus seres queridos, en cambio otros no contamos con tanta dicha. Duele alejarse sabiendo que estamos colmados de buenos momentos y de buenos recuerdos. Pero así son los juegos de la vida, un día nos subimos a su ruleta y ella gira, dejándonos caer en donde era nuestro destino y nuestro lugar.