Tenía ese “algo” que me atraía en su presencia,
Como si el magnetismo fuera inminente…
En aquella mirada de secretos y anhelos, me encontraba completamente rendida;
Quizá era la oscuridad en sus ojos, o el frío de muerte que emanaba su corazón,
Lo que me hacia correr a su encuentro y encender, probablemente, la última luz entre aquel valle de sombras.
Me pregunto;
¿ Quién no se hubiera perdido en vos?;
Entregado en cuerpo y alma,
Fundido en tu abrazo,
Despertado el infierno en vida,
Y dejado que arda…