Quizás alguna tarde, que a ti llegue el hastío,
mi nombre tu recuerdes, sin poder olvidar
que un día luminoso, de un despejado estío,
se unieron nuestras almas en un amor sin par.
Quizás cuando en tu rostro, tu sientas el rocío
que dulce y suavemente te sabe acariciar;
¡talvez en tu memoria renazca el beso mío
que un día tus entrañas las hizo palpitar!
Quizá cuando en el alma tu sientas gran vacío
y mires las estrellas a punto de llorar;
tu sientas en las venas un raro escalofrío
haciendo que tus labios empiecen a temblar;
pensando en el momento del loco desvarío,
que a nuestros corazones, de amor pudo llenar.
Autor: Aníbal Rodríguez.