Carlos Andrey Vargas Araya

Lo que aprendí de no hacer nada en 2 meses

Se que quizás sea criticado por el experimento que realicé. Sin embargo, llegó la hora de compartir los resultados y lo que aprendí de no hacer nada durante 2 meses. Han sido unos meses en los cuales estuve desempleado. Atravesé por una crisis que me llevó a encerrarme en mi casa. 

 

Muchos se preguntarán:¿Era necesario hacer esto?. ¿Acaso no te sientes mal de no hacer nada?. Precisamente son las lecciones que les voy a compartir. 

La fantasía de muchas personas es pensionarse y jubilarse para no hacer nada por el resto de su vida y poder hacer todo lo que quisieran. Eso es lo que yo hice durante 2 meses, a pesar de que me falta mucho tiempo, faltan muchos años para siquiera pensar en jubilarme.  Tomé alcohol, dormí tarde y a veces todo el día, salí a pasear, salí con amigos a quienes nunca tengo tiempo para ver, estuve con mi familia lo más que pude. 

 

En efecto, el hecho de tener tiempo libre y de no hacer nada tiene muchas ventajas. Pero no crean que fué lo único que descubrí. Llegué a un punto de no limpiar nada, de no bañarme y no hacer cosas si no me apetecía hacerlas. Esto es lo peor, porque esos aspectos de la experiencia de no hacer nada solo traen cosas negativas. Llegué a sentirme inútil, y dejé que la depresión invadiera cada uno de los rincones de mi mente.

 

Al mismo tiempo, en medio de la desgracia, tuve mucho tiempo, diría que demasiado tiempo para ver el techo, entre  estas  4 paredes y la oscuridad, extrañamente me sentí seguro y a la vez miserable. Imagino que en el futuro ya no me gustará quedarme sin hacer nada, pues me di el lujo de ser un inútil por 2 meses. Al mismo tiempo, fueron vacaciones que me ayudaron a sanar físicamente, espiritualmente y mentalmente. En este punto, estimado o estimada lector, le pido que no me juzgue, pues vengo a compartirle mi mensaje a muchas personas que quizás lo necesitan.

 

Tuve tiempo para acomodar mis metas de vida, fortalecí mi autoestima, leí mucho por internet y esto generó también un crecimiento intelectual. Pude divagar por la nada y por lo infinito del todo. Comprendí que mi existencia en este mundo no está condicionada a nada, todas mis acciones, mis prejuicios, mis ideas no son nada ante la vastedad, ante tantas personas que existen en el mundo.

 

En este tiempo, cada día fué diferente, donde la cobija de mi cama abrazaba mi depresión y donde sané tantas cosas. Cumplí la idea de no hacer nada y descansar, para darme cuenta que los excesos, inclusive el mismo descanso puede hacerme sentir enfermo. 

 

Esta semana, por fin me levanté de mi cama, pensando que mi vida tiene un gran propósito. Quiero ser útil y disciplinado. Amo el orden y el aseo, amo el trabajo y la actividad física. No me gusta el sentimiento de desesperanza que tomó parte de esta experiencia. 

 

Puedo decirles que el hecho de jubilarse y no hacer nada es algo que no los hará felices, a pesar de que no me jubilé porque estoy jóven, experimenté algo parecido a un retiro de 2 meses. Si quieren pueden probarlo por ustedes mismos pero llegarán a la conclusión de que la parte buena es el descanso, pero en la medida en que uno trabaje. No hay nada más terrible que no hacer nada y es algo a lo que hoy me enfrenté. 

 

¿Porqué realicé este experimento?. Realmente me vi forzado a ello. Aunque hice de todo para salir de esta situación. Nadie se pone en el lugar de otra persona para comprender lo que cada uno vive.

 

Yo no escribo para ser elogiado o para ser odiado, escribo para documentar mis experiencias de vida y a veces hago intentos de poemas. Pero vine a crear este arte de escribir lo cotidiano, porque aquí es mi espacio donde puedo llorar y sonreír por medio de las letras. 

 

Hay muchas cosas que no me han salido bien y por ello, este tiempo de reflexión me ayudó a acomodar las ideas. Ojalá todos pudieramos experimentar lo que quisieramos en esta vida, para así llegar a conclusiones propias de lo que significa la felicidad. No hacer nada y descansar en exceso es tan malo como cualquier vicio y eso te puede destruir. 

 

Me di cuenta que el ser humano desea lo que cree que le hace feliz, pero esa es la causa de la decepción. No sabemos con certeza lo que nos hace felices, hasta que observamos las cosas más simples, la belleza de lo cotidiano. La paz y quizás el amor por la vida. 

 

Es la paradoja de que yo mismo soy mi peor enemigo si no me controlo, si no intento hacer algo por mi, algo por el mundo y por el prójimo. 

 

Este quiebre mental fué tan necesario como justo. Acepto que todo lo bueno y lo malo que experimenté en estos 2 meses ha sido un antes y un después en mi vida. Observo la vida con más optimismo y ya no estoy como antes añorando el descanso todo el tiempo. 

 

¿Estamos obligados a ser productivos y a sentirnos culpables del concepto que nosotros llamamos fracaso?. No, no estamos obligados a ser productivos, pero es parte de la vida y es bueno para nosotros mismos y para los demás, también nos trae valor, propósito y significado al existir. 

 

Deseo con todo mi corazón que todos los planetas se alineen a mi favor, ahora que me levanté de este lecho de desgracia y de fortuna. Estoy listo para poner lo mejor de mi y sacar de esta experiencia lo que tanto tiempo tuve para pensar y reflexionar. 

 

Un gran abrazo fraternal.