Me quedo con las personas que amando,
en nubes de algodón, sobre su sillón
de melancolía, aman la poesía;
como el fuego ama a la astilla
devorando, absorbiéndola
cómo aspiramos el aire de la vida.
Fuego rojo en negro te conviertes
cuando tu alma adormeces en tu cama
de paz y alegría
de calor y sabiduría.
Me quedo con las personas absortas
mirando la fantasía del amor en las esquinas
en los bares, en las iglesias
y en las cabañas del monte,
exquisitas, recónditas.
Me quedo obnubilado
mirando el universo que transita,
es nuestro techo de ilusiones,
de adolescente, cuando sueña
con su niña, en su nido de esperanza.
la belleza del alma,
la risa de la montaña,
el amor de la mina a sus mineros,
del campo a sus agricultores,
de la flor a sus jardineros,
de mi corazón a las letras, benditas;
me dan vida por la mañana,
cuando me levanto me esperan sentadas
para que componga con ellas bellas melodías.
Me quedo con el amor a nuestros semejantes,
con la bondad al caminante,
con la ayuda al necesitado,
con la bendición del sol y del aire,
que me dan calor y oxígeno
cuando te espero en mi lago
de sueños.
Me quedo con las personas iluminadas,
con las que dan besos como soles,
con los te quiero por la mañana,
con un dulce amanecer
cuando me vaya