En el lienzo de mis sueños te dibujo,
con trazos delicados y pasión desbordante,
tus ojos, estrellas que iluminan mi monte,
tu sonrisa, el sol que a mi Ser ha cegado.
Eres poesía que se entrelaza en mi pecho,
un susurro constante que envuelve mi alma,
y en cada verso que te nombra, mi calma,
se funde en ríos de amor y deseo deshecho.
Tus labios, carmesí tentación de un beso,
me bebo el elixir que fluye de tu boca,
ausentando de mis días cualquier hora loca.
Tus manos, acarician mi piel con dulce empeño,
y en el universo de nuestros cuerpos presos,
nuestro amor se perpetúa, eterno y sin reproche.
En cada paso que das, flota un halo de gracia,
tu figura ondulante cautiva mi mirada,
y en tu presencia, mi corazón danza exaltada.
Eres el sueño que anhelaba en la distancia,
un torrente de emociones, pasión y entrega,
donde encontrar reposo, mi dulce morada.
Nuestro amor inmortal, crece con la certeza,
que juntos en cada latido, alcanzaremos la grandeza,
te amaré más allá de los confines de la existencia,
pues en ti encontré todo lo que buscaba con franqueza.
Así como las estaciones, que cambian con el tiempo,
nuestro amor florece en cada estrofa, en cada verso,
y entre la tinta y el papel, grabo nuestro universo.
Eres la musa que inspira cada melodía,
la razón de cada palabra que en mis labios brota,
en nuestro idilio de pasión y melancolía.
En este soneto, mi amor eterno se declara,
tu amor es mi fortaleza, mi razón de ser,
y en cada línea escrita, mi alma te venera.