Freddy Kalvo

Capítulo cerrado

Te recuerdo, te recuerdo

y lo digo sin engaños

pues a veces, raras veces,

vienen los recuerdos vagos

de tu piel color trigueña

y tus ojos verdes claros;

de tus labios que sedientos,

los veía anacarados;

y el suspiro siempre alegre,

como alegre era tu canto,

proveniente desde el alma

con sentir enamorado.

 

Pero digo, siempre digo,

recordarte no es extraño

si en mi mente tu silueta,

se quedó como retrato

dibujado sobre un lienzo

que de ensueño se ha pintado

y el retrato sigue limpio

pese al paso de los años

que se van y no regresan

salvo si voy recordando.

 

Te recuerdo, te recuerdo,

pero muy de vez en cuando,

cuando llueve por las noches

y se escucha en el tejado

ese golpe de las gotas

que del cielo van bajando;

o si liba un pajarito

en las flores de amaranto

del jardín que aún existe

y que juntos cultivamos;

o si salgo de paseo

y los cerros voy oteando;

o si voy en carretera

y me paro por el canto

que produce un lindo río

que me encuentro cuando paso

y el recuerdo se aparece

aunque esté el cielo nublado

porque a veces siempre llega,

sin permiso, sin retraso.

 

Te recuerdo, te recuerdo,

pero estás en el pasado

y te alejas con el tiempo

que no pasa nunca en vano,

porque cura las heridas,

las heridas que quedaron

y ese bálsamo que luego

otras flores fueron dando

con caricias y ternuras

y aplacaron mis veranos.

 

Y en recuerdos, te recuerdo,

(y aunque no soy escribano)

en el libro de la historia

está escrito ese pasado

como parte de la vida

que imposible es ya borrarlo

pero puedo asegurarte

que es capítulo cerrado.