Tengo este sueño, en el que corro incesantemente a través de la niebla. Palabras cargadas con desolación.
Donde termina este camino y donde empezó.
Las palabras no alcanzan para describir la inmensidad.
Me sumerjo en una búsqueda constante de algo que no alcanzo.
Soy cociente de mi limitación. infranqueable lecho donde me sumergiré a la espera de mis últimos días, y quizás también los primeros.
Donde está todo lo que deje atrás.
Donde quedara todo lo que hare y dejare de hacer.
Mi efímera existencia no es razonable y es todo lo que tengo.
Los retrasos de un intento vano que se abren paso en una maraña sin sentido de caos y soledad permanente e incierta.
Me escabullo en mis recuerdos. En los retrasos de lo que fui. En lo que alguna vez me hizo feliz.
La inconfundible voz de mi lejanía. Por dónde empezar y como terminar.
No soy más que una colección de recuerdos. La esperanza que sostiene cada átomo.
La esperanza de lo nuevo, lo cambiante y lo mutable.
La exageración del todo, la complejidad de la nada, la espantosa realidad de lo absurdo.
Mi cuerpo se abre paso entre muros de limitaciones. aquí y allá no me hayo, donde queda todo después de ser experimentado?
El constante cambio se abre paso entre murallas de resistencia.
Por más que insisto, lo que solía ser un día ya no será al próximo.
Lo que solía ser ayer ya no será hoy.
Lo que fui no será lo que seré y lo que seré no existirá jamás.