No recuerdo en que momento la noche de lluvia ha dejado de atemorizarme.
No se cuándo nos hemos hecho confidentes, casi amigos.
Fue quizá cuando conocí a esa mujer lujuriosa, absorbente, celosa, llamada Insomnio.
Tal vez ella, con su obscenidad de lecho y espanto, me metió en el burdel del recuerdo urgente, de las pasiones obscuras, entregándome a los brazos de la noche.
Quien sabe….
Hoy ya no le temo a la noche.
Casi siento pena por ella.
Ella con sus sombras y tormentas huyendo en cada amanecer a buscar refugio quien sabe donde.
Escapando de mis sueños.
Escapando de mis amaneceres.
Lhs 🇦🇷