Tu presencia se hizo luna
que ilumina cada noche
esas horas más oscuras
cuando abundan los dolores.
Tu presencia es como rosa
de color tono escarlata
que me dota de su aroma
y sus pétalos me atrapan.
Tu presencia se hizo río
con sus aguas cristalinas,
las que bebo en mi recinto
y me sacian las sequías.
Tu presencia es un diamante
con un brillo muy hermoso
semejante al de la tarde
que me causa tanto asombro.
¡Ah qué bella tu presencia,
con tu corazón afable
y tus besos que me tientan
a perennemente amarte!