Quisiera ser el sol
que dulce te despierta,
y el beso que en la frente
te calma y te serena.
Quisiera ser la brisa
que llega en la marea,
que roza tus cabellos
y luego te los besa.
Quisiera ser el labio
que roba de tu lengua,
un beso deseoso
de amor y de leyendas.
Quisiera ser la mano
que lleve una violeta,
con besos y un suspiro
al pelo y a tu trenza.
Quisiera ser tu nombre
y estar en tu chaqueta,
notando los latidos
y el beso que surgiera.
Quisiera ser el niño
que amaba a las estrellas,
besando, en plena noche
tus ojos de princesa.
Quisiera, y tú lo sabes,
vivir estas escenas,
besándote y amándote
toda mi vida entera.
Rafael Sánchez Ortega ©
20/01/24