Atesoro en mi interior
una caja de fortuna,
delicado y frágil estuche,
con sensibles palabras de amor.
La creamos a dúo, ¿recuerdas?
En noches de espera y vela,
en un gris otoño de celo
al abrigo de un fiel cielo.
Amor, cariño, mirada, tesoro,
deseo, ternura y beso,
y más y más, una junto a otra,
y al final, te amo y te siento.
En mis adentros contengo
una cofre abierto, bien despierto;
lo cuido para que siga latiendo,
y él, da vida a los verbos.
Tenemos en nuestro interior
palabras durmiendo,
sentimientos latiendo
y un crisol que da calor
a tiernas palabras de amor.
20 de octubre de 2009