Tu nombre concretiza y servirá al oráculo.
Apesa tu perfume, cae como peñasco.
Lo enfrascan en probetas y le nace un sujeto
cuando optan por lanzarlo como hizo Polifemo.
Fundido con el fondo se perdiera en la mar
puede cosificarte, diluirte -qué más da-.
¿No creer en poesía cuando por fin te nombro
si me clavara el odio una espina en el ojo?
Viese con ojo ajeno que desguace tu nombre
con ojos del dolor el temblor que te honre.
Si me ahoga el océano morderé continentes.
Seré decisión, tránsito, con sueño de aguardiente.
El letargo de lenguas emana lo que somos:
vertiente en un suspiro, andamio de lo otro.
José Luis Galarza (Calchaquí, Santa Fe, Argentina: 2019)