Como errantes confundidos,
tantas veces caminamos por senderas
sin destino; atravesando encrucijadas
y nuestra brújula inepta, implacablemente
nos conduce por rutas embrolladas.
Por entre la borrasca imperturbable,
a veces aparece un lucero imperceptible
que nos conduce a un nauseabundo laberinto:
Una ciudad sin sol y sin abrigo…
Ahí, donde los afligidos corazones,
con mentes somnolientas, encuentran su refugio
en un confuso e imaginario paraíso,
alumbrado de una incomprensible realidad...
En donde un deshumano emperador
rige, con impreciso cetro;
sin saber discernir la diferencia
entre la pasión y la ilusión
entre la necedad y la razón.
Donde abundan los antónimos de la verdad
y se confunde la necesidad con la ambición.
Donde el egoísmo se confunde con la necesidad.
y el libertino posee la libertad
de actuar ileso, según sus apetitos;
y la muerte se encuentra aún estando vivo
y en cada esquina rige la desolación;
pues el odio habita a un paso del amor.
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