En planos psicodélicos
me salgo de la lógica,
creo una estructura utópica
entre el ácido lisérgico.
Vivo una escena cómica
a diario y no doy crédito,
de forma catastrófica
me estampo con estrépito.
De una manera estoica
resto importancia al mérito
para olvidar el vértigo
que da la paranoia.
Eliminar la xenofobia,
intolerancia en cualquier término,
pues siempre es el que odia
quien sufre un dolor interno.