Mi alma aturdida por su ausencia
Lloraba y exclamaba su presencia,
cuando perdido en mi soledad
No encontraba espacio ni guarida
donde esconder el llanto y amargura
que habitaba en mi corazón.
Fue aquella tarde calurosa de marzo
Cuando la conocí en medio
De mi nostalgia, tristeza y melancolía.
Ella llegó a mi vida triste,
llenándola de paz, felicidad y armonía.
Apenas transcurrieron varios meses,
Y por más que cultivé el jardín,
que había en su corazón,
Sus flores se fueron secando,
hermosas hojas cayeron sobre la grama
convirtiéndose en espinas que hicieron,
Sangrar mis manos sudorosas,
por el rojo que brotaba de mi piel.
El amor volvió a tocar mi alma,
Y luego de las quemaduras
que produjo el inclemente Sol,
pude comprender que fue una nube gris,
cual Sombra Pasajera que alegró a mi corazón.