Es la fuerza motivadora
que empuja al ser,
lo saca de la inercia
y lo pone a caminar.
Puede ser el duendecillo
que incita para que se busque la libertad,
esclareciendo la mente
para hacerla volar,
esta fuerza interna
se llama voluntad.
Para lograr la cima
se debe tener fortaleza
se sabe que nada es fácil
pero volver atrás, jamás,
porque solo los débiles
abandonan sus ideales
sin siquiera empezar.
Cuando llega la tentación
y se está en el borde del abismo
florece esa fuerza interna,
que intrépida socorre
y levanta al ser a las alturas
imitando al águila real.
La voluntad es el timón del barco,
mantiene el rumbo en alta mar
venciendo los vientos de la tempestad
buscando siempre la luz del faro
aunque exista oscuridad.
El hombre perseverante
de la caída se levanta
y regresa para buscar su senda
con el cayado de la voluntad.