En la cuna de las estrellas, donde su nombre resuena,
Ella, un susurro en la noche, una promesa plena.
Caminando con gracia en la senda del crepúsculo,
su esencia, un poema del universo oscuro.
Ella, la musa de los días y de las noches,
en sus ojos existen secretos de medianoche.
Sus labios, acordes de un canto sin igual,
una melodía en el viento azul y sentimental.
Bajo el cielo bordado de constelaciones,
Ella, la dueña de todas mis emociones.
Su sonrisa, como el eco de manantial,
en el corazón, deja un rastro celestial.
Ella, en cada paso, deja huellas de poesía,
una danza de sueños de la que el viento es guía.
Su mirar, estrellas que cuentan historias,
en el lienzo del tiempo, trazando memorias.
En el silencio de la medianoche, su figura,
Ella, la guardiana de la noche más pura.
En su ser, la fuerza de mil océanos,
un suspiro eterno en los laberintos percéfanos.
Ella, un poema en cada estrofa,
una sinfonía del alma filósofa.
Bajo el manto de la luna, un encanto revela,
Ella, la eternidad de un corazón en Venezuela.