En el escondite recóndito del firmamento
Emerge tu espíritu, llama inagotable,
Amor encantado,
Brillos pedruzcos...
Estrellas de onix...
Las sombras huyen de ti formando un espiral con el que tejes, te cortas los dedos y sudas, pero sigues, con la certeza de que la dicha llegará algún día...
Y ves en mi un ángulo...
Un agujero por el que se ven las constelaciones dentro de un cielo azul...
Las recoges, para que no huyan, ves el futuro venir en tus sueños...
¿Cómo es que no me ves alejarme de ti, ñusta encaramada?
Me encanta amarte pero a veces pienso que es un error, de esos que no te arrepientes de cometer una y otra vez pero sabes que algún día rehuirás por ley, por gravedad...causa y efecto...mi sombra me persigue, no somos compatibles, como el sol besa a la lluvia...has dejado en mi el calor y el brillo, la energía en torrentes...