No prometí no extrañarte o llorar al verte partir.
Largos y tristes se han vuelto mis días,
desde que no estás aquí.
Difícil es explicar y más aún comprender
que al paso del tiempo una herida vuelva a doler.
Tu imagen sigue intacta, lo mismo que mi gran amor por ti.
Te clavaste en mis entrañas y en mí has de residir.
Nada te borra de mi mente, estás conmigo en mi presente.
Y aunque tú cuerpo en el camposanto yace, seguirá vivo tu recuerdo así mucho tiempo pase.
Vivirás mientras yo viva, morirás cuando yo muera.
Como cada primavera que ningún invierno priva.