Caos, gobierna el espacio deforme
inanimado, desolado oscuro y frío.
La masa insipiente, inerte, indolente
Espera paciente el toque divino.
Tinieblas hirientes, se vuelven inocentes
La luz resplandece, ahuyenta el abismo
El viento sus alas agita fuertemente
Las aguas dan paso al paraíso.
Un jardín resurge reluciente,
Espacio sagrado, el gran arquetipo
Lugar de encuentro, de espanto, de asombro
Respuestas del hombre a lo desconocido.
Y él mismo persigue, de día y de noche
Las puertas doradas del misterio
Del amor perfecto, del amor sublime
Del amor que crea, del amor de ensueño
Y cuando el hombre solo y sufriente
Encuentra compañía a su lado
No es casualidad que se encuentren
En un jardín florido los enamorados.