Quiero tu sangre en mis venas
tus suspiros, en mi pecho,
quiero tener tus deseos
y tu boca entre mis piernas,
quiero tener tu boca
atrapada entre mis dientes,
quiero soñar que tienes
el cuerpo, con poca ropa
y quiero hacerte que tiembles.
Ver tus ojos como tornan
en blanco puro deseo,
ver tu cuerpo estremecerse
al tocarte con mis dedos,
ser sutil y ser salvaje
adornarte de mil besos
intentar parar el tiempo,
no dejarlo que se pase.
Quiero el sabor de tus pechos
en mi lengua, alocada,
quiero comerte la cara
sin separar nuestros cuerpos,
y quiero que sea la cama
quien guarde nuestros secretos.
Que mis pies te hagan esclava
y de tus manos, ser preso
que los gemidos que callas,
sean gritos de deseo
y con los míos no bastan.
Que el temblor de nuestros cuerpos
hagan el baile de mantas,
y que el va y ven de la cama
diga lo que te quiero,
desde la noche, hasta el alba.
Que se cierre la ventana
por pudor y por respeto,
que las luces apagadas
hagan que note tu cuerpo,
con la mirada cegada.
Que me cabalgues cual potro
sin censuras ni palabras,
y que seamos dos almas
que gozan uno con otro,
que no se apague la llama.
Subirme en ti, cual vaquero
en yegua descontrolada,
usar de lazo tu pelo
y de montura tus nalgas,
que notes como me muevo.
Que me sientas muy adentro
que sean mil puñaladas,
de carne dura y sudada
las que estremezcan tu cuerpo,
y pides desesperada.
Que la pasión que yo siento
tu la sientas igualada,
que no sea solo sexo
lo que añoremos mañana,
que el calor que ahora ofrezco
temple tu piel congelada,
y que la mía se apaga
al contacto con tu hielo,
que es verdad que existe el cielo¡
entre sábanas sudadas.