(pareados alejandrinos)
Solo tú y yo sabemos que nuestro amor sombrío
florece con la estrella en las horas de estío.
Va ocultando su esencia de las aves de agüero,
de una mano que alza una piedra al jilguero.
Nuestro amor es raíz, oriunda de la tierra,
se alimenta en las sombras de la dicha que encierra.
Quizás otros nos digan que tu amor y el mío
es pecado ante el mundo, negro manto de hastío.
Pero solo tú y yo conocemos el cielo,
conocemos la magia, la sed basta del vuelo.
Que hable el que nunca ha amado, pues en su pecho frío
no germinan semillas, no ha cruzado algún río.
Lo que crece en nosotros es la verdad que anida…
la raíz más oculta, el matiz de la vida.