Vendrán días peores,
en su lecho de muerte lo anunciaba
justo antes de morir;
hundido en el colchón de vieja cama
a pensar puso a todos.
Y al tiempo que doblaban las campanas
anunciando una muerte
por alguien que descansa
de una vida de excesos
y deudas a porrillo muy calladas,
desde aquel mismo instante
sus trampas heredaban
aquellos familiares inocentes
que rezaban por su alma.
Allá en el camposanto
con enfado visible en esas caras,
pusieron en su lápida un detalle
con bonitas palabras
y sentido epitafio en su recuerdo:
¿Tus deudas, quien las paga?