Deja que sean tus labios
los que arranquen mis suspiros,
que al entregarme tus besos
se aceleren mis latidos.
Abrázame ardientemente
hasta advertir lo que siento,
un abrazo tan ferviente
que me apague hasta el aliento.
Como no darte mi amor,
si ya te entregué mi vida,
como no saciar mi sed
en esa fuente prohibida.
Bebo tu serenidad,
tu fascinante dulzura
para calmar mi ansiedad
tan próxima a la locura.
Classman