RICARDO V

El beso de un pez

Te asomaste al agua clara

de la pila de una fuente

esperando ver tu cara,

con sonrisa incandescente,

a la luz de la mañana

sobre su piel transparente.

 

Y el agua te acogió en vilo

y tu reflejo devuelve,

decorándolo con brillos

y haciéndolo refulgente,

quedando sólo el sonido

del silencio en el ambiente.

 

Cuán hermoso es tu reflejo

descansando mansamente

haciendo del agua espejo

y enamorando a los peces

que miraban desconciertos

desde el fondo de esa fuente.

 

Y mírate tú la pena,

que un pececillo imprudente,

no respetando la escena,

con curiosidad latente,

acudió en veloz carrera

para besarte en la frente.

 

El cristal de tu reflejo

se quebró rápidamente,

justo en el mismo momento

que su boca hizo de duende

y al tocarte con su beso

te esfumaste para siempre.