Era un extraño
enamorado de una muñeca…
Pero un día,
al pasar a mi lado,
me sonreíste…
y ese día
la muñeca cobró vida.
Dejé de ser un extraño,
al día siguiente:
buenos días.
Y las miradas
y los saludos
fueron creciendo.
Del cielo
cayó la semillla,
y el amor,
fué floreciendo.
Dejé de soñar…
hoy al despertar,
te puedo decir
¡ Buenos días amada !
© Saulo García Cabrera
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