Allen Andree

AMANECER

La primera afirmación del día

Los objetos del deseo

Los objetos deseados

El aroma nos recuerda los arabescos del padre

Su caminar y la estampa de sus dedos

Arrojamos las cosas y las ponemos en su lugar

Nuestra mente reflejando su desorden en los cerros

En la superestructura de uma cosa sobre otra

Se van aclarando nuestros cálculos

Las cosas trinan al caer

Nuestros dedos recuerdan el llamado

Y nos sumergimos en la práctica de oraciones

Como metiéndonos bajo el agua

Despiertos en el desierto de un laberinto cardinal

Donde las salidas no son ni umbrales ni puertas

No sabemos cómo pero escapamos

Es la sensación del perseguidor del presente al cual nos arrojamos

Despiertan los sentidos

Entre el sonido inexacto de algún reloj

Entre el cálculo de obligaciones atendidas otros días

Olvidamos orar o quizá lo hacemos bien