Todo parece dormido.
El aire se confunde con las gotas
hay una balada con hilos delgados
que a lo lejos trae una historia,
una voz que sale del mar hondísimo
con apresurado anhelo, osada huida
de los telares durísimos del olvido
llueve y la pulsación del día no se apura
tiene el compás lento de la llovizna
de las gotas que acristalan la hierba
hoy es el ayer y los clarinetes del sentido,
es el mes de los azules escondidos
del viento que se hermana con el mar
y nos refugia en las orillas del fuego.
Las calles están solas, sin perfumes
la vida se encerró en las salas
en la entrega que engrosa las sedas,
en las ventanas que vigilan la oscuridad
y vuelve la melodía en las alfombras
y las manos se hacen brazos que se alargan
y la negación se hace canto y azucenas
y ese ayer ya no es más gélido,
es un puñado de primavera guardada
que destella en los bordes naranjas
como un fuego fatuo muy adentro.
Carlos Brid
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