¡Oh mujer! que cantas odas
a Homero, y bajas de tu pedestal de sueños
como bajan los luceros, cuando los llamas
sobre carros de fuego.
Desdicha de mi vida, felicidad de mis sueños
sobre cartulinas voy dibujando
mis deseos y los tuyos,
en bosques tropicales de vegetación exuberante.
Rayos y truenos de una función
de teatro, en un escenario de troncos retorcidos
y hojas que florecen,
en el musgo de tu pelo .
Soy música de violín, quiero tocarte una sinfonía,
de pasión, en un lago de rosas y violetas
aclamando la función.
Tú,
la estrella invitada.
Mujer de mis huesos,
de mis entresijos, por la noche,
a la luz de la luna
con tu vestido más sensual, verde
como la pradera y
exótico como los inseparables
en su jaula de pasión.
¡Ay, mujer de fresa! Un sorbete con nata ,
es un sueño de mi mente
que quisiera compartir contigo,
en la oquedad donde vive el mar
y los silencios se hacen abrigo.
Ser ola, marejada,
compás de música de viento,
caballos galopando en tu prado,
ahondando en esa tierra fértil,
donde quedan los cascos marcados.
Ser tu regalo, tú bien preciado
con el que sueñas por las noches
y dejas volar por las mañanas
cuando el sol se ha levantado.