Escribo sin buscar prestigio,
y es que no gozo de buena reputación,
siempre encontrado en el litigio,
de mi alma dividida en dos.
Mis demonios repudian el circo,
mis santos están fuera de control,
las notas me hablan solas,
sacio lo que habla mi corazón.
No me apena no ser leído,
me apena irme sin ser yo,
sin sacar de adentro lo mío,
y guárdamelo para otra ocasión.
Valgo más de lo que han creído,
no temo a la sanción;
quiero pensar sin ser corrompido,
sin rendirles a nadie lo que soy.