Reb Liz

En el Corazón no se Manda: Capítulos 13, 14, 15, y 16

Capítulo 13: ¿Mamá?

 

Narra Mía

 

Terminamos de comer y nos sentamos en el sofá a ver la televisión, abrazados y besándonos.

 

- Por cierto... – Axel me interrumpió con un beso.

 

- ¿Sí? – preguntó

 

- ¿Cómo van los tratamientos? Me gustaría seguir acompañándote, pero sería raro para Jessica. Ya bastante que cuida de mi hermanito – se rio.

 

- Jessica... Jessica... –  volvió a reír – ¿Te conté que cuando éramos niños un cuchillo cayó en mi mano derecha? – rio.

 

- ¿En serio? ¿Y qué pasó? ¿No fue grave? - pregunté.

 

- Mi querida novia tan dulce – rio – No fue grave, y sobre los tratamientos, he avanzado - sonrió - Aunque tengo que ir todos los días, es aburrido sin ti.

 

- Sin duda alguna son los efectos del alcohol - dije riendo.

 

- No es gracioso – dijo haciendo pucheros – Yo quiero que mi linda novia esté conmigo siempre.

 

- Y siempre lo haré – dije y besé a Axel en la nariz.

 

- Te equivocaste – dijo y me besó en los labios.

 

- ¡Te amo! – dije sonriendo y lo volví a besar.

 

En ese momento escuchamos la puerta abrirse.

 

- Sor... – dijo sin terminar la frase, noté cómo se quedó en shock al vernos.

 

La observé bien y era una mujer alta, con cabello castaño y ojos verdes como los de Axel.

 

- ¿Qué hacen? ¿Quién es ella? ¿Qué te pasó? – hacía muchas preguntas.

 

Axel y yo nos separamos y yo rápidamente me puse de pie.

 

- ¿Mamá? ¿Qué haces aquí? - preguntó sorprendido.

 

- Vine a verte, hijo. Quería sorprenderte, hace mucho que no te veía. Y ella, ¿quién es? - dijo mirándome.

 

- Mamá, ella es Mía... mi novia - dijo tomando mi mano.

 

- Mía, ella es mi mamá.

 

- Mucho gusto, señora - dije extendiendo mi mano.

 

- Gusto en conocerte, querida - dijo tomando mi mano sin ganas - Y ¿qué te pasó? ¿Por qué estás en silla de ruedas? - preguntó mirando a Axel.

 

- Tuve un accidente... estoy en rehabilitación – respondió Axel.

 

- ¿Y por qué no me avisaste? – Dijo la madre de Axel con tono de reproche.

 

- \"No quería preocuparte, mamá. Además, soy un adulto y puedo cuidarme solo\", respondió tratando de tranquilizarla.

 

- Pero no estás solo, veo que tienes muy buena compañía –  dijo mirándome – ¿Cuántos años tienes, querida? Te ves muy joven

 

- Tengo 17 años, señora... – respondí con un poco de incomodidad.

 

- ¿17? – exclamó sorprendida y miró a Axel.

 

- Veo que eres igual a tu padre – dijo la madre de Axel antes de despedirse y marcharse.

 

- Lo siento – dije bajando la mirada – No quería que esto pasara... iré a alcanzarla

 

- Axel me agarró de la mano cuando iba a salir.

 

- Déjala, yo después le explico... y también quiero explicarte por qué mi madre dijo eso – me dijo Axel.

 

- Axel comenzó a narrarme la historia del divorcio de sus padres.

 

- Mi padre era un psicólogo, era uno de los mejores, y él era tratado bien por todos...

 

- Una chica de 17 años muy linda, cabello rubio y ojos verdes, sus padres la mandaron con un psicólogo porque pensaban que tenía un desequilibrio mental porque siempre le gustaban los hombres mayores...

 

- Pero eso no es un desequilibrio mental – interrumpí – Para el amor no hay edad

 

- Lo sé, pero muchas personas no lo entienden... En fin, aunque ella solo se fijaba en los hombres que no tenían ningún compromiso, mi padre fue el único que realmente le gustó, pero tenía familia... – continuó Axel.

 

- Mi padre tenía 32, mi hermana tenía 5 y yo 13. Mis padres se juntaron cuando eran muy jóvenes, estaban enamorados. Mi padre se enamoró de esa chica y la chica de él – concluyó Axel su relato.

 

- Comenzaron a salir en citas hasta que mi madre los descubrió.

 

- Mi padre discutió con mi madre, le pidió perdón por haberla lastimado, pero no se arrepintió de salir con esa chica. Confesó que se enamoró de ella y le pidió el divorcio a mi madre. Hoy en día, mi padre está casado con esa chica.

 

- Mi madre nunca lo perdonó por haberla dejado por una menor, y su mayor miedo es que se vuelva a repetir la historia.

 

- Pero tú no tienes ningún compromiso, yo no separe ningún matrimonio ¿Cierto?

 

- Claro que no amor – Dijo y me beso – Pero mi madre odia que allá una gran diferencia de edad entre nosotros, desaprueba los amores con diferencia de edad

 

- Pero nuestro amor es puro y verdadero

 

- Lo es amor – Dijo y volvió a besarme – Pero ella no lo entenderá

 

Hubo un momento de silencio y después Axel continuo.

 

- Sabes nunca entendí a mi padre hasta que te conocí, y en ese momento pude entender que realmente para el amor no hay edad…

 

- En el corazón no se manda – Lo interrumpí

 

- Exacto, yo también sé lo que es perder la cabeza por una menor – Dijo y me beso

 

- Sabes si me hubieran contado la historia de esa chica antes yo tampoco lo hubiera entendido, pero ahora yo entiendo lo que se siente amar a un hombre mayor.

 

Nos besamos hasta que le llego un mensaje a Axel.

 

- Hermano, no sé qué pasó con mamá, pero está hecha una furia. Me dijo que eres una mala influencia para mí y me prohibió que te vea. ¿Qué pasó? – preguntó Jessica

 

- Se enteró de mi relación con Mía – respondió Axel.

 

- Con razón su mal humor. Puedo seguir cuidando a Manuel para que tengas tiempo a solas con tu novia. Mamá no sabe quién es Manuel, puedo decirle que estoy haciendo un trabajo de niñera y ayudarte con eso. Pero no podré acompañarte a los ejercicios de rehabilitación, no quiero que mamá se ponga peor de lo que ya está – ofreció Jessica

 

- Está bien, hermanita. Gracias por tu ayuda – agradeció Axel.

 

Te quiero, hermano, y aunque no entienda mucho, respeto tus sentimientos por esa chica –Escribió Jessica con cariño.

 

Axel se quedó en silencio, mirando su celular con una leve sonrisa.

 

- ¿Qué pasó? – pregunté

 

- Al parecer, iré solo a los ejercicios de rehabilitación y, por alguna razón, me alegra – respondió Axel.

 

- Eso quiere decir que... – pregunté

 

- Mi madre habló con Jessica y le prohibió verme. Le dijo que soy una mala influencia para ella. Estaba hecha una furia. Mi hermana no quiere que se ponga peor de lo que ya está y se mantendrá al margen – me explicó Axel, mostrándome los mensajes en su celular – Pero seguirá ayudándonos cuidando a Manuel

 

- Pero ella no te acompañará a los ejercicios de rehabilitación – observe

 

- No, no me acompañará – confirmó Axel con una sonrisa traviesa.

 

- Pero es tu hermana – señalé

 

- Sí, pero en la rehabilitación me trataba como si fuera su muñeca – bromeó Axel.

 

- Te peinaba y te maquillaba – dije riendo

 

- Quizás – responde levantando una ceja

 

- No, pero no me dejaba hacer nada por mí mismo

 

- Yo tampoco te dejaré hacer nada por ti mismo – bromeé

 

- Me deshago de una y viene otra – bromeó Axel de nuevo – ¡Sabes que te amo! – dijo por último y me beso

 

- Ya hemos estado en este sillón por varias horas – dije sonriendo.

 

- Parece que solo han pasado minutos – hizo pucheros.

 

- Mañana empezaremos con los tratamientos de rehabilitación, y será peor que con tu hermana – dije con tono serio.

 

- ¿Ah sí? No quiero – dijo haciendo pucheros.

 

- Pero debes hacerlo. Ya no soporto al vicedirector. Extraño a mi sexy director – dije besándolo y desabrochando dos botones de su camisa.

 

- ¿Así que sexy? – dijo con cara traviesa.

 

- Mejor te ayudo a llevarte a tu habitación y nos vemos hasta mañana, ¿de acuerdo? – cambié de tema al notar que la situación se puso tensa.

 

- Amor, no seas aburrida... –  dijo sosteniéndome de la cintura.

 

- No soy aburrida... lo digo porque ya es tarde y aún sigues borracho – respondí.

 

- Si no hay más remedio – hizo pucheros.

 

Ayudé a Axel con la silla de ruedas para llevarlo a su habitación, lo ayudé a acostarse en la cama y después Axel me tomó de la mano.

 

- Quédate conmigo solo unos minutos – me pidió.

 

- De acuerdo... solo hasta que duermas – accedí y me recosté en su pecho mientras él me rodeaba con sus brazos. Ambos nos quedamos dormidos.

 

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Capítulo 14: Rehabilitación

 

Narra Mía

 

Al día siguiente me desperté y estaba rodeada de los brazos de Axel.

 

- ¡Me quedé dormida! –  exclamé.

 

- Amor, ¿te dijeron que eres muy ruidosa? – dijo sonriendo – de todas maneras es sábado así que no importa - añadió rodeándome con sus brazos.

 

- ¡Claro que sí! ¡Me olvidé de Manuel! ¡Mi tía me matará! – dije preocupada.

 

- La llamé ayer, borracho pero precavido... – dijo Axel.

 

- ¿Qué tú qué? – pregunté.

 

- Te veías muy linda durmiendo y no quise despertarte... Te amo, mi pequeña alumna – dijo Axel.

 

- ¡No digas cosas lindas! Que me sonrojas. Y ¿Qué le dijiste a mi tía? – pregunté curiosa.

 

- Le pedí tu mano en matrimonio! – dijo Axel con tono serio.

 

- ¿Qué? – exclamé sorprendida.

 

- Mentira... le pedí a mi hermana que me hiciera este favor y ella la llamó. Le dijo que tú y ella eran compañeras de la escuela y que te quedaste en su casa haciendo un trabajo de la escuela y que Manuel se quedó con ustedes, y después le pedí que cuidara a Manuel toda la noche... Llámame egoísta si quieres, pero te quería solo para mí. Te amo, mi querida estudiante – explicó Axel.

 

- Y sigues diciéndome cosas lindas – le pegué con la almohada y tapé mi rostro con su pecho ocultando mi rostro sonrojado.

 

Axel levantó mi cara con delicadeza y me besó.

 

- Pero eso no te salva de los tratamientos de hoy – dije.

 

- Oh, creo que me desmayo – dijo Axel haciéndose el dormido.

 

- Eso no funciona conmigo. ¡Despierta! – insistí.

 

- Que molesta eres, amor – se tapó la cara con una almohada.

 

Preparé el desayuno y lo llevé a la cama para desayunar con Axel.

 

- Gracias amor, espero con ansias a que esto se convierta en costumbre – dijo sonriendo y me besó.

 

- También lo espero – dije sonriendo.

 

Terminamos de comer, limpié todo, arreglé mi cabello.

 

y ayudé a Axel a cambiarse.

 

- ¡Pero qué atrevida! – dijo haciéndose la víctima – Señorita Montgomery, ¿qué le hará a su director?

 

- Lo golpearé si sigue con esa actitud – respondí en broma.

 

- Uy, pero qué fría – rió sarcásticamente.

 

Ayudé a Axel a sentarse en la silla para ir al centro de rehabilitación.

 

- Siempre estaré a tu lado – le dije sonriendo.

 

- ¿Tanto estarás hasta para regañarme? – bromeó.

 

- Debería llamar a mi tía para decirle que estoy bien y llamaré a tu hermana para hablar un momento con Manuel – comenté.

 

- Aquí te espero – dijo Axel.

 

Llamé a mi tía y me contestó de mala gana como siempre. Sabía que no le importaba cómo estaba, pero igual tenía que ser educada y avisarle que estaba bien. Después llamé a Jessica y le agradecí mucho por haber cuidado a Manuel, y hablé un momento con él.

 

- ¡Listo! – dije y me volví con Axel – ¿Vamos?

 

- Vamos – respondió él, y lo acompañé a la clínica de rehabilitación para que pudiera recuperarse.

 

Narra Axel

 

Han pasado dos semanas y media desde el accidente, y gracias a los ejercicios de rehabilitación, ya puedo caminar con la ayuda de un bastón.

 

Mi dulce novia hace que mi día sea mejor cada día.

 

Narra Mía

 

He estado ayudando a mi dulce novio durante todo este tiempo.

 

- Buenos días, Valentina – saludé.

 

- Buenos días, Mía. En estas semanas te veo más cansada de lo normal – observó.

 

- Estoy bien – sonreí.

 

A pesar de la declaración de Tim, seguimos siendo buenos amigos, y ahora Valentina es su enamorada.

 

- ¡Chicas! ¿Supieron eso? – exclamó Tim acercándose a nosotras.

 

- ¿Qué? – preguntó Valentina.

 

- ¿Qué pasa? – pregunté.

 

- Están diciendo que el director Axel regresa la próxima semana – informó Tim.

 

- ¿Qué? ¿Por qué no me dijo nada? – me sorprendí.

 

- ¿Estás bien? – Preguntó Tim – Te veo algo molesta

 

- ¿Por qué tendría que decírtelo a ti? – respondió Valentina.

 

- Estoy bien. Entremos a clases que ya sonó el timbre – evadí sus preguntas.

 

- De acuerdo – dijeron los dos al unísono.

 

Estuve pensando todo el día: ¿por qué Axel no me dijo nada? Creí que iba a esperar hasta que se recuperara bien. No me molestaría tenerlo nuevamente cerca, aunque ya no lo tendría solo para mí. Lo que me molesta es que no me haya comentado nada.

 

Llegó la hora de salida.

 

- Mía, ¿quieres tomar un helado? Y después podemos ir al cine – propuso Valentina.

 

- Lo siento, Valentina. Ahora tengo algo que hacer. Vamos otro día, ¿está bien? – respondí.

 

- Está bien – aceptó ella. Me despedí con un beso en la mejilla.

 

Después fui a buscar a mi hermano a la escuela y, como de costumbre, lo llevé con Jessica al parque. La relación con ella iba cada vez mejor, y ya la consideraba mi amiga.

 

Ahora voy a reclamarle a mi director por qué no me dijo nada sobre su regreso.

 

Llegué a la casa de Axel.

 

- Hola, amor - me quiso besar, pero lo esquivé - ¿Qué pasa?

 

- ¿Por qué no me dijiste que ibas a regresar a la escuela? - dije con tono de reproche.

 

- ¿Qué? ¿No te alegra?

 

- Todavía no estás bien.

 

- Pero ya puedo caminar y extraño ir a la escuela – sonríe – Extraño a mis estudiantes.

 

- Sobre todo a las estudiantes ¿No? – dije cruzándome de brazos.

 

- ¿Qué? Amor ¿Estás celosa?

 

Axel me tomó de la cintura.

 

- Tú eres la única que amo – dijo. Yo rodeé mis brazos alrededor de su cuello y lo besé.

 

- Te amo y no quiero que nada malo te pase.

 

- Tranquila, amor... nada malo me pasará.

 

- Me alegro de que estés de vuelta, aunque extrañaré tenerte solo para mí – dije haciendo puchero.

 

- Soy tuyo amor... completamente tuyo – dijo y nos besamos.

 

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Capítulo 15: Celos

 

Narra Mía

 

Solo faltaban 5 días para que Axel volviera a la escuela, y aunque al principio me sentía un poco nerviosa, ahora me sentía bien.

 

- ¡Mía! ¡Mía! – Dijo Valentina, llegando corriendo hacia mí.

 

- ¿Qué pasa? – pregunté.

 

- ¿Ya escuchaste los nuevos rumores? – preguntó ella emocionada.

 

- ¿Qué? ¿Cuáles? – pregunté curiosa.

 

- ¿Te acuerdas de la profesora de matemáticas? ¿La profesora Julia? ¿La que se fue inexplicablemente? – recordó Valentina.

 

- Sí… ¿Qué pasa con ella? – pregunté intrigada.

 

- Resulta que parece que quiso volver y habló con el ministerio de educación, la volvieron a reincorporar en esta escuela, pero esta vez como directora – explicó Valentina.

 

- ¿Qué? ¿Despidieron al director? – pregunté sorprendida.

 

- No, parece que ahora tendremos dos directores, ella trabajará con él – dijo Valentina.

 

- ¿Qué? – dije alarmada - ¿Cómo que trabajarán juntos?

 

- Según entendí, compartirán la oficina también… al parecer ella convenció al ministerio de educación de que tener a dos directores es mejor que uno, no sé cómo lo logró, pero parece tener mucha influencia – explicó Valentina.

 

- ¡Qué fastidio! – Sentí un fuerte dolor en el pecho.

 

- ¿Estás bien? – preguntó Valentina preocupada.

 

- Sí, estoy bien ¿Por? – dije tratando de ocultar mis sentimientos.

 

- Se te ve molesta – dijo Valentina.

 

- Estoy bien ¿Si? – Dije elevando la voz - ¿Y a partir de cuándo compartirán la oficina?

 

- Pues a partir de 5 días, cuando el director vuelva – respondió Valentina.

 

Hice una expresión de desagrado, tratando de ocultar mis celos.

 

- ¿Segura de que estás bien? – preguntó Valentina preocupada.

 

- ¡Te dije que estoy bien! – respondí elevando un poco la voz.

 

- Si tú lo dices – dijo Valentina no muy convencida.

 

- Buenos días, chicas – saludó Tim sonriendo.

 

- Hola, buenos días, Tim – respondió Valentina sonriendo como tonta.

 

- Buenos días – saludé yo también.

 

- ¿Cómo están? – preguntó Tim mientras caminábamos por los pasillos.

 

- Yo estoy bien, pero alguien parece no estar bien – dijo Tim mirándome.

 

- Ya te dije que estoy bien – respondí evadiendo sus preguntas - Vamos a clase.

 

Las clases terminaron y fui corriendo al departamento de Axel.

 

- ¿Por qué no me lo dijiste? – le reproché.

 

- ¡Hola, amor, sí, yo también te amo! – bromeó Axel, pero luego notó que no estaba de humor – Oh, esto va en serio, ¿Qué cosa no te dije?

 

- ¡Que trabajarás con la nueva directora! – le dije con una sonrisa burlona – Con Julia, y compartirán la oficina también.

 

- ¿Yo qué? – preguntó Axel sorprendido.

 

- Espera… ¿Tú no lo sabías? – pregunté incrédula.

 

- ¡No! – respondió Axel.

 

- ¿De verdad? – pregunté sorprendida.

 

- Sí, tranquila, amor, veré cómo solucionar ese problema – me tranquilizó Axel – Entonces, para reanimarte, ¿quieres tostadas con dulce de leche?

 

- No sé para qué preguntas si ya sabes la respuesta – sonreí y él me besó.

 

Y sin darme cuenta, pasaron los días y me desperté sonriente.

 

- Hoy es el día – pensé emocionada – Me siento como una niña pequeña que va a ver a su personaje favorito.

 

Después de desayunar y llevar a mi hermanito a la escuela, fui a mi escuela.

 

- Hola, ¿cómo estás? – saludó Valentina con una sonrisa.

 

- Bien, gracias – respondí con una sonrisa propia.

 

- ¿Por qué estás tan feliz? ¿Te ganaste la lotería? – bromeó Valentina.

 

- No, hoy tenemos que ir al auditorio por la reincorporación del director – expliqué.

 

En ese momento, la voz de Emilia sonó por los parlantes de la escuela llamando a todos los estudiantes al auditorio.

 

- Vamos – dije a Valentina, y nos dirigimos al auditorio, sentándonos juntas en la primera fila.

 

Julia entró en el auditorio y anunció la reincorporación del director, y en ese momento Axel entró sin su bastón.

 

- ¿Por qué no trae su bastón? – pensé, preocupada.

 

Axel saludó a los estudiantes, y Julia se acercó a él para hablarle.

 

- Aléjate de él – pensé, sintiéndome incómoda.

 

Axel notó mi incomodidad y habló para distraer la atención.

 

- Me alegra estar de vuelta con todos ustedes – dijo Axel.

 

- ¡Sí! – exclamaron las chicas.

 

- Algo – dijeron algunos chicos.

 

Julia hizo un comentario sarcástico hacia mí, pero Axel agradeció sus palabras y le sonrió.

 

- No le sonrías – pensé, sintiéndome celosa.

 

Mientras estaba con Axel, vi a Julia acariciando su espalda y me sentí incómoda. De repente, Axel dejó caer un papel y yo lo recogí rápidamente sin que nadie lo notara.

 

- ¿Estás celosa? - preguntó Axel al ver mi reacción.

 

- No estoy celosa - pensé, pero desvié la mirada por un segundo. Cuando volví a mirar, noté que Julia seguía tocando a Axel.

 

Julia acariciando la espalda de Axel mientras hablaban, lo que me hizo sentir incómoda y celosa.

 

- ¿Quién se cree? - se me escapó en voz alta.

 

- ¿Disculpa? - preguntó Julia, confundida.

 

- Nada, no es nada - respondí, bajando la mirada.

 

- Creo que sí fue algo - insistió Julia.

 

Axel intervino para defenderme y se ofreció a hablar conmigo en privado. Salimos del auditorio y Axel me preguntó si estaba bien.

 

- No soporto que alguien más toque a mi novio - le dije, confesando mis celos.

 

- Tranquila, amor, yo tengo ojos solo para ti - me dijo Axel, abrazándome.

 

Axel me tranquilizó y me aseguró que solo tenía ojos para mí. Pero cuando mencioné que Julia abusaba, noté que Axel se molestó un poco. Aun así, se ofreció a hablar con ella.

 

- ¿Está bien si hablo con ella? - me preguntó.

 

- No dejes que se te acerque - le dije.

 

- Si, mi celosita - me dijo Axel, besándome en la frente y acariciándome la mejilla antes de volver al auditorio.

 

La junta en el auditorio finalmente terminó y estaba ansiosa por salir de allí, ya que no soportaba ver a Julia coqueteando con Axel. Después, durante el receso, los vi afuera de su oficina hablando. Me acerqué y noté cómo Julia se acercaba a Axel y comenzaba a acariciarle la mejilla, mientras él le quitaba la mano.

 

- ¿Por qué te resistes? - dijo Julia con voz seductora.

 

Julia se acercó más a él y lo besó. Una lágrima cayó por mis mejillas al ver la escena.

 

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Capítulo 16: Solo eres mío

 

Narra Mía

 

- ¿Y ahora qué? ¿Sentiste algo?

 

- ¡Basta, Julia! – La aparto con firmeza – Ya hay alguien muy especial en mi vida, así que mantén tu distancia ¿Entendido? La única razón por la que te tolero es porque el ministerio de educación me lo impuso, no sé cómo lo logras, pero siempre consigues complicarme la vida.

 

- Pero…

 

- Adiós, Julia – La interrumpió y se marchó.

 

No puedo creer que Axel haya hecho eso – Una lágrima más cae – Realmente me ama, pero ella lo besó y eso me duele, me duele que otros labios hayan tocado los de Axel, eso fue lo que él sintió cuando Tim me besó.

 

Fui al baño, me lavé la cara y después me dirigí a la oficina de Axel, toqué con precaución.

 

- Adelante – Escuché su voz.

 

- Permiso, señor director – Dije y me aseguré de que estuviera solo para después cerrar la puerta con llave.

 

- ¿Qué necesitas, señorita Montgomery?

 

Me acerqué a él con cautela y lo besé; él rodeó mi cintura con sus brazos y correspondió al beso.

 

- ¿A qué se debe eso? – Dijo sonriendo.

 

Y lo besé otra vez.

 

- A que eres mío… – Lo besé – solo mío ¿Entendido?

 

- Perfectamente claro – Dijo y me besó de nuevo.

 

- ¡Listo! Te limpié de los labios de esa – Dije sonriendo – Solo yo puedo besar tus labios.

 

- ¿Viste lo que pasó con Julia? – Preguntó.

 

- Sí.

 

- Mía, eso fue…

 

- ¿Un error? ¿Algo que sucedió de repente? – Interrumpí.

 

- Sí, ella me besó de la nada y yo la rechacé.

 

- Sí, lo sé – Le sonreí – Lo vi todo.

 

- Eres la única chica a la que quiero besar – Intenta besarme y lo esquivo.

 

- Lo siento, recuerda que aquí somos director y alumna – Dije con un tono juguetón.

 

- Qué fastidio – Ríe.

 

- Pero un beso rápido no creo que nadie lo note – Dije acercándome a Axel y dándole un beso rápido.

 

- No tuve tiempo de disfrutarlo – Hace pucheros y yo sonrío.

 

- ¡Te amo! Gracias por serme fiel y amarme – Comencé a llorar de emoción

 

- ¡Siempre será así! – Me limpia las lágrimas y me da un beso en la mejilla – Amor, quería preguntarte... – Se sonroja – ¿Te gustaría salir conmigo a un día de campo?

 

- ¿Un día de campo? – Sonrío – Me encantaría.

 

- ¿Entonces este sábado? – Sonríe.

 

- ¡Perfecto, este sábado! – Sonrío – Señor Director, ¿Alguna vez le han dicho que se ve muy adorable cuando se sonroja?

 

- No digas cosas tan lindas que me sonrojo aún más – Se cubre la cara con una carpeta.

 

- ¡Estoy ansiosa por que llegue ese día!

 

- Yo también lo espero con gran expectación.

 

Han transcurrido 5 días desde que Axel me propuso la cita... nuestra relación va mejor que nunca. Casi 6 meses han pasado desde que nos conocimos, nunca me arrepentiré de haberlo conocido, él transformó mi vida.

 

Desde aquel día que vi a Julia intentando arrebatar a mi novio, no ha vuelto a aparecer en la escuela y eso me complace, así que la semana transcurrió tranquila. Pero ahora, ¿Qué me pondré para mañana?

 

Decidí vestirme con un vestido blanco, botas marrones y un sombrero. Cuando llegó la hora, le informé a mi tía que estaría en casa de una amiga por cortesía, aunque sé que no le importa. Tomé la mano de Manuel y una mochila con juguetes y caminamos tres cuadras donde Axel me estaba esperando.

 

- Hola, amor – Dije y lo besé.

 

- Te ves muy linda – Dijo tomando mi mano y haciéndome girar – Hola campeón – Dijo alborotándole el cabello a Manuel.

 

- Gracias, tú también te ves muy bien.

 

Axel llevaba una camisa blanca, jeans azules, un saco del mismo color con zapatos marrones y gafas de sol.

 

- Gracias amor – Dijo abriendo la puerta del copiloto – Vámonos.

 

- Sí, vámonos – Dije subiendo al auto y acomodé a Manuel en mi regazo.

 

Axel se subió al asiento del conductor y nos dirigimos al parque donde nos esperaba Jessica.

 

Al llegar al parque, bajamos del auto.

 

- Gracias hermanita por cuidar de Manuel.

 

- No hay problema Axel – Dijo abrazando a Manuel – Hola amiguito ¿Hoy nos vamos a divertir?

 

- Siii – Dijo Manuel emocionado.

 

- Gracias, mil gracias por cuidar de mi hermanito.

 

- No hay problema, ya lo dije… diviértanse.

 

Nos despedimos y nos dirigimos al campo; al llegar, todo estaba preparado, cerca de allí había una hermosa cabaña.

 

- ¡Es precioso! – Axel me ayuda a bajar del auto como todo un caballero – Gracias.

 

- De nada amor – Me abraza – Lo mejor para mi dama – Me besa – Vamos, dejemos las cosas allí – Señala la cabaña.

 

- De acuerdo.

 

Axel carga todo y solo me deja llevar una pequeña canasta. Entramos a la cabaña y todo está hermoso.

 

- ¡Qué lindo! – Dije entusiasmada

 

- Todo está preparado para ti.

 

Me quedé sin palabras, simplemente lo besé.

 

Axel tomó mi mano y nos dirigimos fuera de la cabaña, frente al lago. Allí él extendió una manta en el suelo y desayunamos, todo era perfecto.

 

Después, Axel se acercó a mí y me tomó de la cintura. Yo rodeé su cuello con mis brazos y nos besamos. Delicadamente, él me recostó en el suelo sobre la manta de picnic y seguimos besándonos. Fue un momento mágico.

 

De repente, él preguntó: ¿quieres nadar? Unir mis labios con los suyos fue mi forma de decirle que sí. Cuando volví a mirar a Axel, él ya se estaba quitando la camisa. Era la primera vez que lo veía con el torso desnudo y se notaba que había estado yendo al gimnasio. Me quedé admirándolo por un tiempo hasta que reaccioné, para entonces Axel ya se había metido al agua.

 

- ¿Está muy fría?

 

- Ven a sentirlo – dijo, me jaló de la pierna y me echó al agua.

 

Comencé a mover mis brazos y piernas, lo que hizo reír a Axel y provocó que me sostuviera aún más cerca de él.

 

Nadamos un rato y luego Axel se adelantó para regresar a la cabaña en busca de una toalla. Me la trajo y me acompañó de vuelta a la cabaña.

 

- Vamos, entremos a la cabaña – Dijo mientras me abrazaba – parece que se va a nublar.

 

- Sí… entremos – Dije mientras unía mis labios con los suyos.

 

Nos sentamos en el sofá por un rato, él me rodeó con su brazo y comenzó a besar mi oreja, lo que me provocaba cosquillas. Luego buscó mi boca y la besó, sus brazos hicieron que quedáramos recostados en el sofá. Estaba besando mi cuello apasionadamente, con esos labios tan dulces.

 

Lo levanté del sillón, poniendo mi mano en su pecho aún besándolo lo fui empujando despacio hasta pegarlo a la pared,

 

- Nunca lo creí de ti – Rió encantado.

 

- Las más calladitas, somos las menos santas – Dije con una sonrisa juguetona.

 

Ninguno de los dos se separó, nuestro beso continuó y ahora era intenso. Él posó sus manos en mi cintura y me levantó, yo comencé a tocar su espalda por debajo de su saco.

 

- ¿Ya te dije lo hermosa que estás?…

 

- No hables – Interrumpí.

 

No quería que hablara, solo quería sentirlo. Nuestro beso era intenso y lo hice despojarse de su saco. Axel acariciaba mis piernas por debajo de mi vestido, mientras yo acariciaba su espalda por debajo de su camisa. Despacio, comenzó a bajar el cierre de mi vestido, pero se detuvo.

 

- Lo siento, me dejé llevar.

 

- No te preocupes – dije sonriendo.

 

Lo besé nuevamente mientras desabrochaba su camisa. Entonces, mis manos tocaron su pecho y él comenzó a besar mi cuello. Me sentía como si me estuviera derritiendo. Axel estaba a punto de quitarme mi vestido cuando se detuvo.

 

- ¿Estás segura de esto, mía? ¿Tú quieres que pase esto?

 

Me detuve por un momento. Él me estaba preguntando si quería estar de esa manera después de tanto esperar. Me preguntaba si quería entregarme a él. Y yo realmente lo quería, así que no le dije nada y regresé a besarlo. Después de eso, no hubo vuelta atrás.