Hoy se que sin un rumbo fijo he vivido,
Como un perro, pasando frío y herido,
Por eso no es extraño que sea leal
Con quien me muestra cariño. Aunque no sea real,
Pero también aprendí a desconfiar de todo,
Porque no hay nadie que no se ensucie en el lodo,
No hay modo. De vivir en la oscuridad y salir a la luz
Sin que te deslumbre, aprendí a cargar mi cruz.
Creí saberlo todo y hoy en día entiendo Aristoteles,
Si vienen a preguntar. Que no sabes nada diles,
Porque todo lo que hablas algún día vuelve a ti,
Como un hijo que reclama en que lo convertí.