Elizabeth A. Navarro

Amor no reciproco

En lo profundo de mi ser, yace un amor que crece como un suspiro perdido en el viento. Mis días transcurren entre susurros de esperanza, pero mi corazón, ah, mi corazón siente la sombra de una verdad dolorosa. Aunque mis sentimientos florecen con la intensidad de mil rosas en primavera, percibo la frialdad en la mirada del hombre que ocupa mis pensamientos.

Cada gesto suyo, cada palabra pronunciada, parece tejida con hilos de indiferencia. Mis ojos reflejan la tristeza que mi alma no puede expresar con palabras. ¿Acaso mis sueños de amor se desvanecerán en la penumbra de la no correspondencia? La llama de mi afecto titila, amenazando con extinguirse ante la percepción de que sus pensamientos y los míos bailan en diferentes melodías.

A pesar de mi entrega incondicional, hay un silencio que resuena con desamor. Me aferro a la ilusión de que algún día sus ojos reflejarán el mismo resplandor que los míos cuando le contemplo. Pero en el rincón más íntimo de mi corazón, una sombra de duda se insinúa, susurrándome la posibilidad de que su amor no sea para mí.

Aun así, persisto en mi sentir, anhelando el día en que sus actos revelen la verdad que mis miedos temen. Porque, aunque mi corazón se encuentre en la penumbra de la incertidumbre, no puedo dejar de amarle, ni renunciar a la esperanza de que algún día, sus sentimientos encuentren el eco de los míos.