jvnavarro
¡POR DIOS, QUE NOCHE!
Fuera de casa solo hay trasiego de vehículos que van y vienen,
es algo parecido a un enamoramiento permanente
de la noche para con todo lo que es causante de ruidos,
de diferentes tipos y clases.
Ahora detecto el transitar de un camión.
Noto el sonido de las ruedas sobre el asfalto
y la pesadez de su carga
al pasar por encima de algún pequeño bache.
Ahora es un coche, un pitido lejano advierte
de que se le ha cruzado un peatón
o un animal en su deambular por las calles.
Se oye ahora a un boceras
que en bicicleta reparte prensa
desde siempre.
El canillita (1) habla con la gente
lleva los diarios bajo los brazos
con noticias muy calientes.
Un vacío , el de este instante y a continuación
parece que se ha abierto un grifo
y el agua salga de él a borbotones,
y es que se debe encontrar la contrata del Ayuntamiento
baldeando a estas horas, las calles
y regando los jardines.
Estamos en un invierno largo
y con el poco frío
saliendo de sus pulmones,
permanecen muchas hojas
en las ramas de los árboles.
Oigo en ellas los despertares
de los pájaros venidos de otros continentes,
para en estas tierras engendrar hijos,
mientras se relamen mirando desde el cielo
lo que aquí en la tierra sucede.
Dos enamorados se besan con pasión
dentro de un coche,
lo se para cuando la madre de la chica
desde una ventana grita desesperadamente:
¡Bésame a mi valiente!
Una hormigonera en una obra vierte
todo lo que lleva en su vientre.
Se oye el deslizar de la masa
y su caída libre.
Y así la mañana,
todavía sin más luz
que el de la habitación donde escribo,
transcurre callada ella y dulce,
ajena a la vida,
esmeradamente pulida
por estas letras quisquillosas
que salen del cráter de un volcán,
que dentro de mi
de par en par se abre.
Ahora ya pasado todo
con una taza de café,
me quito de encima las telarañas de la noche,
para volver a ser el de siempre,
el ciudadano que se siente amigo de la poesía
y de sus gentes.
(1) Un canillita es un vendedor callejero de periódicos y revistas, aunque también se puede atribuir la palabra a los puestos callejeros fijos.