Mi visita a la tumba de Sonia Martínez, el 16
de diciembre de 2.023.
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Yo llevaba conmigo afecto sincero.
Al verla tan dura por fuera, dentro corazón
elevado, pensaba en mis lágrimas de soltero
que jamás mía, yo seguía con mi prisión.
Si estallase configuración arquitectónica,
diría bien, fué día libre desembarazado
con un sol frío aquella tumba afónica,
enterrada mi adagio amor del pasado.
Sus ojos cerrados de sonrisa y fantasía
se hallaba su desnuda sombra por completo;
ya más de dos décadas, para mí sólo estría
en verdad, de mi amor oscuro y secreto.
Sonia. Sonia. Su nombre y la cruz al cielo.
Ese 16 de diciembre acabaría yo con ella,
a su lado: ¿me ves?. Te veo con ojos de hielo:
yo, tan feo como siempre, tú mi Bella.
20 enero 2.024, sábado NACHO REY