Amor mío no te vayas, amor mío, no te alejes,
porque llena de tristeza ya la vida nunca es vida;
que las noches son sombrías si te alejas de mis brazos
y me dejas destrozada siempre toda el alma mía.
Que se apagan las estrellas, los luceros y la luna
y los astros más hermosos con sus muchas maravillas;
y los pájaros no cantan y enmudecen en las ramas
de los árboles frondosos donde su dolor anida.
Que las nubes se acumulan y cubriendo van el cielo
y esas nubes van llorando y abundante es la llovizna,
que se cuela entre las ramas de los árboles frondosos
y erosiona hasta las rocas con sus gotas cristalinas.
Y los ríos con su canto declarando van al paso,
que las hojas más resecas van quedándose a la orilla;
porque mueren cuando caen con el viento si este sopla
y revuelca con sus golpes y en el suelo las mutila.
Amor mío no te vayas, amor mío, no te alejes,
que me muero si no tengo ya el calor de tus caricias;
que no hay nada en este mundo que apacigüe mi tristeza,
si el amor que yo te he dado sin reservas… ¡tú lo olvidas!