Joaquín Garcés

Puer Aeternus

IV

 

Nuevamente penetro

el abismo en mi pecho

donde almaceno la partícula

viviente de mi integridad oculta.

 

Resguardada en una cúpula

protegida por tenues luces,

tan diminutas como el polvo.

 

Mis sombras reprimidas,

tan espesas como el vacío

rodean la esfera maldita.

 

Formando un muro infinito

plagado de negras ilusiones

de mis pasados tenaces.

 

Y la luz de mi partícula

iluminando débilmente

el centro de este foso.

 

Tuve que afrontar

este mar de sombras

esculpidas por mí,

 

para alcanzar a tocar

la esencia de mi

propia energía cruda.

 

La luz me mostró estando

atrapado en un túnel

que al final se bifurcaba.

 

Dos caminos dislocados,

idénticos en apariencia

pero con destinos inciertos.

 

Desconociendo lo que me deparaba

y sin tiempo de decidir,

fui arrastrado por uno de ellos.

 

V

 

Atravesando glutinosas tinieblas,

un desarraigo indigesto

gravitaba en mi cuerpo.

 

Manchando mis huesos

hasta el tuétano

de su liquido denuesto.

 

Mi voluntad intoxicada

derramaba sus lagrimas

a través de mis poros.

 

Desorientado,

Desairado,

Desvanecido.

 

Enfrente de mí

emanó el autor

de este circo.

 

Fui convocado a la raíz

de mi consciencia

por mi sombra soterrada.

 

Al igual que yo,

deseaba poseer

la luz de mi partícula.

 

No mostré resistencia,

sus garras partieron mi pecho

adhiriéndose a mi integridad.

 

VI

 

Estancado en mi eterna edad,

soy un ser como cualquier otro:

hecho de luz y sombra.