IV
Nuevamente penetro
el abismo en mi pecho
donde almaceno la partícula
viviente de mi integridad oculta.
Resguardada en una cúpula
protegida por tenues luces,
tan diminutas como el polvo.
Mis sombras reprimidas,
tan espesas como el vacío
rodean la esfera maldita.
Formando un muro infinito
plagado de negras ilusiones
de mis pasados tenaces.
Y la luz de mi partícula
iluminando débilmente
el centro de este foso.
Tuve que afrontar
este mar de sombras
esculpidas por mí,
para alcanzar a tocar
la esencia de mi
propia energía cruda.
La luz me mostró estando
atrapado en un túnel
que al final se bifurcaba.
Dos caminos dislocados,
idénticos en apariencia
pero con destinos inciertos.
Desconociendo lo que me deparaba
y sin tiempo de decidir,
fui arrastrado por uno de ellos.
V
Atravesando glutinosas tinieblas,
un desarraigo indigesto
gravitaba en mi cuerpo.
Manchando mis huesos
hasta el tuétano
de su liquido denuesto.
Mi voluntad intoxicada
derramaba sus lagrimas
a través de mis poros.
Desorientado,
Desairado,
Desvanecido.
Enfrente de mí
emanó el autor
de este circo.
Fui convocado a la raíz
de mi consciencia
por mi sombra soterrada.
Al igual que yo,
deseaba poseer
la luz de mi partícula.
No mostré resistencia,
sus garras partieron mi pecho
adhiriéndose a mi integridad.
VI
Estancado en mi eterna edad,
soy un ser como cualquier otro:
hecho de luz y sombra.