Hoy te contemplo, España, desgarrada
por el odio filial enardecido
con la violencia del desconocido
que cobra por matar la paz sagrada.
Mi dolor no es dolor de encrucijada:
contra la ley ni cabe el ofendido
ni es razón el deseo reprimido
buscando la venganza en algarada.
La libertad amo, odio el apaño
político, rastrero y mentiroso,
huido del poder de la justicia.
Tirar por la letrina del engaño
la historia y la verdad, es impericia
impropia de país respetuoso.