Rueda el mundo y yo sigo parado,
porque cuando yo he rodado el mundo
no se ha detenido, siendo yo humillado;
como Aguila del nido he volado, aunque sea por un segundo.
Alcanzando en mi travesía,
el cielo de tu corazón,
el único que de mi tuvo no sólo compasión,
sino un cálido amor guardado, para mi destinado;
desatado en besos ardientes de pasión.
No solo he trepado a la cima o volado sobre ella,
sino que ya no caeré más rodando de si,
porque tu amor fuertemente me aferra,
sé que no estaré solo, y que;
te amaré hasta la muerte.
Como las Aguilas surcan el firmamento,
con esplendor, majestuaosamente volaremos
en nuestro nido de amor, de nuestros cuerpos disfrutaremos,
la íntima unión del momento;
sabiendo que en las buenas y en las malas,
en la misma barca remaremos.