Jorge L Amarillo

El Destructor

Remolinos de penas atraviesan los muros de mi alma.
Mi sangre es un mar de silencios que solo hereda el dolor.
 
 
Vientos de lágrimas buscando cambiar el sentido.
Nostalgias del tiempo girando siempre a mi alrededor...
 
 
Mis manos tibias solo desnudan las viejas arrugas.
Y mi corazón frágil, que solo se aferra a un nuevo temor.
 
 
A lo lejos mis ojos solo ven el ayer que ya se ha perdido.
Desde lo profundo emerge en mí aquella bella historia de amor...
 
 
Pretendo acercar esos espacios donde mi vida se acompleja.
Pero el cristal me espeja el rostro del verdadero perdedor.
 
 
Todos son infinitos, todas son palabras que nada dicen.
Ya no hay primaveras que le den vida a una nueva flor...
 
 
Busco estar equidistante entre el hoy y lo que es el pasado.
Solo trato de resistir, pero todo dentro de mí es un error.
 
 
Solo algo implacable viene como una sombra detrás de mí.
Hoy me siento yo la presa cuando entonces era yo el cazador...
 
 
Aquí, pariendo íntimas soledades que van de una naciendo.
De mis propias equivocaciones debo asumir que he sido el autor.
 
 
Así, poniendo yo mis propias amarras, me uno a esta tristeza.
Sé que de mis nuevas mañanas soy yo el verdadero destructor...