En la infinidad de mi ser
donde todo esta perdido
entre cofres de olvido
resignación y pena
tu rostro como inmensidad
se presenta en mi noche serena.
Tu risa me pertenece
la hice mía
en los recovecos mejor pensados
te fuiste fundiendo en mi penosa muerte
fuiste acomodando tu cuerpo
sobre los extremos de la cama
para que la caricia sea incesante
distendiendo las sedas que cubren tu estructura
madera que se talla en la inocencia
pájaros con alas libres
sin destino
solo lo cierto
que tu nombre nunca deja de ser escrito.